martes, 28 de junio de 2011

Pertenencia.-

O el mundo está al revés, o la que está al revés soy yo. Mientras yo vago por la vida buscando mi bendito sentido de pertenencia, otros parecen ya tenerlo, o eso aparentan. Vestidos caros, cuerpos modelados a "mano" es el de algunos. Colores top, hot, de moda, el de otros. El asado en familia, definitivamente constituye un sentido de pertenencia, pero no todo el que lo coma, va a pertenecer a algo; un extranjero, será menos extranjero por escuchar un tango de Gardel? Aún no lo sé, no lo comprendo. Se sorprenderían si les digo que yo no logro descubrir cual es mi sentido de pertenecer. Tomar una coca no es pertenecer al grupo que "disfruta de la vida cada día, que regala sonrisas", es simplemente algo que no solamente hace daño, si no que engorda, y mucho.
Volviendo a lo físico, el sentido de pertenencia es para otras y otros, someterse a un sinfin de tensiones, de agrandamientos, aprietamientos, de cola, de pechos, de narices, de bocas, de cachetes, de piernas, de organos, de de de de de de, etc, que les deforman el cuerpo, le quitan esencia, lo que son verdadera y físicamente. Son un grupo grande de personas que intentan encajar en un sociedad tan pequeña como la de hoy. Pero eso, es su sentido de pertenencia.
El creer en el primer trabajador te hace más argentino? El sentido de pertenencia está en el género al que se pertenece, o al que no pero aún así lo intenta, o el amor hacia alguien que no corresponde.
El mio se construye día a día, bajo la ducha, al cepillarme los dientes, busco maneras para dejar de vagar e intentar armar mi puto sentido de pertenencia antes de terminar en una pared, en un libro, o en una camilla.

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