Se enteró el también de que mi familia era un desastre, de clase normal pero partida al medio. Mi viejos separados, mi hermana insoportable, mi hermano que crece en medio de una división de bienes, mi papá que no estaba.
- No puede ser tan malo anita.- dijo Benja.
- Si lo es. Y creeme que vivo encerrada y todo por eso. No logro salir del pozo, no puedo. Simplemente no puedo.
- O no querés.- contestó.
- Puede ser, pero por el momento, esa es mi vida.- contesté.
- Bueno cambiemos de tema.- redondeó.
- ¿Tenés novio?.- preguntó revoleando los ojos.
- No. No tengo. Una persona depresiva como yo no puede darse amor ni a si misma.- le contesté.
- Hay, Ana. No digas así. Todos somos capaces de dar amor, vos sos capaz. Yo soy capaz. Todos somos capaces. Solamente tiene que llegar la persona, la persona indicada. ¿Entendés?.- contestó.
- No me entendés vos a mi. Mi familia se partió, se pudrió. Ya no está. Vivo sola. Con mi hermana no nos bancamos. Con mi mamá no cruzo palabras. Fede es el único que tiene un sentido para mi en la vida.
- No te entiendo, no puedo creer que una mina como vos, tan linda, tan joven, tan capaz..
- ¿Tan capaz? como sabés que soy "capaz" de algo?. No me conocés.- contesté.
- Por que lo veo en tus ojos Ana. Das la impresión de ser una mina pura, una mina buena, sana. Hermosa.
- ¿Ser hermosa?.- contesté con la gran intención de que me dijera lo que me dijo dos segundos después.
- Sos hermosa Ana. Mirate. Como te dije. Sos joven, sos pura. Sos transparente.- contestó dejandome sin pensamiento alguno.
- Mirá Benja. Como te explico, son difíciles de explicar los sentimientos, y si tengo que definirte el mío en ése momento, para que me entiendas.. me resta decirte que me duele. Me duele todo. Me duele acercarme a la gente, haberme imaginado mi vida tan perfecta y verme ahora así, destrozada. Sola. Me duele dar amor. Ya no sale de mí regalar afecto.
- Y con eso, que ganas?.- me dijo.. acercando la mirada justo a mis ojos a punto de que reventaran en lágrimas.
- No se que gano Benja.
- No ganas nada, Ana. No ganas nada ocultandote en un escudo. Nada, entendés?. Nada.
- Llamalo escudo, llamalo burbuja, cueva, jaula, celda, como quieras. Es simple pero es complicado a la vez. Las cosas no pasan en vano, y a mi todo me dejó una huella.
- Como quieras Ana. Pero déjame que te diga algo. Trata de cambiar eso, trata de ser feliz. No te digo que llores con un ojo y te rías con el otro, pero creo que te mereces vivir, te merecés sentir. Date una oportunidad. No seas dura che, dale.
- Soy algo que no aparento Benja. No quiero escucharte decir que me querés conocer, o que querés ser mi amigo. Sería un desperdicio.- le contesté.
- Quiero conocerte. A pesar de todo. ¡Quiero conocerte Ana! Creeme que no aparentas ser nada ni nadie. No es muy difícil adivinar que tenés partido el mundo en dos. Y te repito, no es tan dificil. No puede ser tan dificil. Un corazón no se endurece porque sí. Asique ya está. Ahora te pregunto. ¿Me vas a dejar conocerte?.- me preguntó tomandome la mano.
- No puede ser tan malo anita.- dijo Benja.
- Si lo es. Y creeme que vivo encerrada y todo por eso. No logro salir del pozo, no puedo. Simplemente no puedo.
- O no querés.- contestó.
- Puede ser, pero por el momento, esa es mi vida.- contesté.
- Bueno cambiemos de tema.- redondeó.
- ¿Tenés novio?.- preguntó revoleando los ojos.
- No. No tengo. Una persona depresiva como yo no puede darse amor ni a si misma.- le contesté.
- Hay, Ana. No digas así. Todos somos capaces de dar amor, vos sos capaz. Yo soy capaz. Todos somos capaces. Solamente tiene que llegar la persona, la persona indicada. ¿Entendés?.- contestó.
- No me entendés vos a mi. Mi familia se partió, se pudrió. Ya no está. Vivo sola. Con mi hermana no nos bancamos. Con mi mamá no cruzo palabras. Fede es el único que tiene un sentido para mi en la vida.
- No te entiendo, no puedo creer que una mina como vos, tan linda, tan joven, tan capaz..
- ¿Tan capaz? como sabés que soy "capaz" de algo?. No me conocés.- contesté.
- Por que lo veo en tus ojos Ana. Das la impresión de ser una mina pura, una mina buena, sana. Hermosa.
- ¿Ser hermosa?.- contesté con la gran intención de que me dijera lo que me dijo dos segundos después.
- Sos hermosa Ana. Mirate. Como te dije. Sos joven, sos pura. Sos transparente.- contestó dejandome sin pensamiento alguno.
- Mirá Benja. Como te explico, son difíciles de explicar los sentimientos, y si tengo que definirte el mío en ése momento, para que me entiendas.. me resta decirte que me duele. Me duele todo. Me duele acercarme a la gente, haberme imaginado mi vida tan perfecta y verme ahora así, destrozada. Sola. Me duele dar amor. Ya no sale de mí regalar afecto.
- Y con eso, que ganas?.- me dijo.. acercando la mirada justo a mis ojos a punto de que reventaran en lágrimas.
- No se que gano Benja.
- No ganas nada, Ana. No ganas nada ocultandote en un escudo. Nada, entendés?. Nada.
- Llamalo escudo, llamalo burbuja, cueva, jaula, celda, como quieras. Es simple pero es complicado a la vez. Las cosas no pasan en vano, y a mi todo me dejó una huella.
- Como quieras Ana. Pero déjame que te diga algo. Trata de cambiar eso, trata de ser feliz. No te digo que llores con un ojo y te rías con el otro, pero creo que te mereces vivir, te merecés sentir. Date una oportunidad. No seas dura che, dale.
- Soy algo que no aparento Benja. No quiero escucharte decir que me querés conocer, o que querés ser mi amigo. Sería un desperdicio.- le contesté.
- Quiero conocerte. A pesar de todo. ¡Quiero conocerte Ana! Creeme que no aparentas ser nada ni nadie. No es muy difícil adivinar que tenés partido el mundo en dos. Y te repito, no es tan dificil. No puede ser tan dificil. Un corazón no se endurece porque sí. Asique ya está. Ahora te pregunto. ¿Me vas a dejar conocerte?.- me preguntó tomandome la mano.
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